1. **Prepara la mezcla de las bolitas:** En un bol grande, combina el calabacín rallado (puedes exprimir ligeramente el exceso de agua si está muy húmedo, pero no es estrictamente necesario), el queso feta desmenuzado, los huevos, el pan rallado, el ajo picado y la cebolla picada finamente.

2. Sazona con sal y pimienta al gusto. Mezcla muy bien todos los ingredientes con las manos hasta obtener una masa homogénea y que se pueda manipular.

3. **Forma las bolitas:** Con las manos limpias, forma bolitas medianas con la mezcla, del tamaño de una nuez o un poco más grandes (aproximadamente 3-4 cm de diámetro). Si la mezcla está demasiado pegajosa, puedes humedecer ligeramente tus manos.

4. **Fríe las bolitas:** Calienta suficiente aceite de oliva en una sartén grande a fuego medio-alto para cubrir el fondo con unos 1-2 cm. Cuando el aceite esté caliente (pero sin humear), coloca las bolitas en la sartén sin apiñarlas.

5. Fríe las bolitas durante varios minutos por cada lado, girándolas ocasionalmente, hasta que estén bien doradas y crujientes por todos lados.

6. Retira las bolitas de la sartén y colócalas sobre papel de cocina absorbente para eliminar el exceso de aceite.

7. **Prepara la salsa de curry y menta:** Mientras se fríen las bolitas, en un bol mediano, combina el yogur griego, la menta fresca picada, el curry en polvo y el zumo de limón.

8. Sazona la salsa con sal y pimienta al gusto. Mezcla bien todos los ingredientes hasta que estén perfectamente integrados.

9. Cubre el bol con papel film y refrigera la salsa durante al menos 15 minutos para que los sabores se mezclen y esté bien fría.

10. **Sirve:** Sirve las bolitas de calabacín y queso feta calientes, acompañadas de la salsa fría de curry y menta. Son deliciosas como aperitivo, entrante o parte de una comida ligera.