1. Precalienta el horno a 200°C (400°F). En una bandeja para hornear, mezcla los cubos de boniato con 2 cucharadas de aceite de oliva, el pimentón, sal y pimienta. Extiéndelos en una sola capa.

2. Hornea el boniato durante 25-30 minutos, o hasta que estén dorados, tiernos por dentro y ligeramente caramelizados por fuera. Voltea a la mitad del tiempo de cocción.

3. Mientras el boniato se asa, calienta ligeramente los garbanzos cocidos en una sartén grande a fuego medio con un chorrito de aceite de oliva, solo para templarlos (unos 3-5 minutos).

4. En un bol pequeño, mezcla todos los ingredientes de la salsa: mostaza de Dijon, miel, vinagre de manzana, 2 cucharadas de aceite de oliva y sal al gusto. Bate bien hasta que la salsa esté emulsionada y homogénea.

5. En un bol grande, combina los garbanzos templados con el boniato asado. Vierte la mayor parte de la salsa sobre la mezcla y remueve suavemente para que todo quede bien impregnado.

6. Coloca la mezcla de garbanzos y boniato en un plato o cuenco de servir. Con cuidado, coloca la bola de burrata fresca en el centro y rómpela suavemente con las manos o un cuchillo para que su cremoso interior se extienda un poco.

7. Sirve inmediatamente. Si deseas, puedes rociar un chorrito extra de salsa por encima, o decorar con unas hojas de espinacas frescas, rúcula o unas semillas tostadas (como sésamo o pipas de calabaza) para un contraste de textura.